lunes, 3 de noviembre de 2008

Sabiduría en la vejez


La sabiduría se ha vuelto un tema importante de la investigación psicológica. Erikson consideraba a la sabiduría como un aspecto del desarrollo de la personalidad en la vida tardía. Otras investigaciones la definen como una extensión del pensamiento postformal, una síntesis de razón y emoción.

Robert Sternberg clasifica a la sabiduría como una capacidad cognoscitiva que es posible estudiar y demostrar; una forma especial de inteligencia práctica con un aspecto moral. Se basa en el conocimiento tácito y está dirigida a lograr el bien común por medio del equilibrio de múltiples intereses que con frecuencia están en conflicto. A diferencia de otras formas de inteligencia que se utilizan para cualquier propósito, la sabiduría implica juicios de valor acerca de qué fines son buenos y cómo alcanzarlos mejor.

Baltes define a la sabiduría como la experiencia concerniente a la pragmática fundamental de la vida, es decir, el juicio acerca de la conducta y el significado de la vida.

La sabiduría se relaciona con la inteligencia cristalizada, la creatividad, un estilo sensato de pensamiento y dimensiones de personalidad como la apertura a la experiencia y el interés en las necesidades y motivos psicológicos. Sin embargo, se sugiere que es una cualidad única y separada de todas estas.

La sabiduría es un asunto individual, que no se sujeta a generalizaciones acerca del desarrollo normativo, ni se relaciona con el género. Cualidades como la apertura a la experiencia, la creatividad, el pensamiento reflexivo y el razonamiento moral sofisticado contribuyen a ella.

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